#LaSaludtambiénesactitud
En el post anterior hablé de muchas cosas: excesos, heridas, emociones, traumas, indefensión, ofensión, ansiedad.
Actitud, estrés y modo de vida son todos eslabones de la misma cadena.
El estrés y la ansiedad son otra manera de excesos que también sobrecargan nuestro metabolismo al igual que la comida.
Estos se reflejan en nuestros cuerpos de muchas maneras. El cortisol y la histamina pueden aumentar. La primera es una hormona que se estudia como responsable de la obesidad. La segunda actúa como hormona o neurotransmisor y se la relaciona con alergias e intolerancias entre otras enfermedades.
¿Qué pasa si vivimos siempre en alerta, con miedo, sintiendo constantemente que la vida es una lucha o una pelea?
El sentimiento de indefensión o de lucha son otros de los sentimientos que pueden llevar al estrés y a que ciertas hormonas se disparen.
Cada vez hay más niños con estrés u obesidad. Los niños aprenden y viven la vida a través de los adultos.
A un niño le puedes dar de comer y comer, llevarle al mejor colegio y vestirle con las mejores ropas, pero si de repente su mundo se rompe ¿qué pasa entonces?
Eso también es un trauma.
Sus raíces, refugio y sensación hacia el mundo cambian. Si no tiene alguien que le asista, le explique, o le atienda su llanto, algo se rompe. Se abre una herida.
“Todo adulto fue niño y ese niño está en su interior. Una naranja no deja de tener sus gajos porque solo veamos su piel”.
Vivimos en un mundo a veces muy invasivo u ofensivo. Noticias invasivas, ruidos invasivos, voces invasivas, enfados, cabreos, estrés, ansiedad.
La indefensión es un sentimiento de desprotección que se puede crear cuando de repente hay un fuerte dolor, un golpe (trauma), y no tenemos una explicación para ello ni a nadie en quién refugiarnos. No nos pasa solo de niños, también lo sentimos como adultos.
La vulnerabilidad hay que cuidarla y atenderla, la indefensión hay que cuidarla y atenderla.
El niño crece, con los adultos pasa lo mismo.
A veces son otros los que nos maltratan, otras, pensamos que es la vida la que nos maltrata y otras nos maltratamos a nosotros mismos.
Al final todo va unido.
Necesitamos cuidar todos los aspectos de nuestra vida para crecer sanos y pararnos a atendernos las heridas o los codazos que nos llegan y atender los motivos para entender que no siempre se tienen que dar o poder actuar la siguiente vez cambiándolos.
Si el hombre tropieza dos veces con la misma piedra es porque no se ha dado cuenta de cómo y dónde se tropezó la primera vez. Hay que ver la piedra para poder evitarla. En ocasiones simplemente caemos, nos levantamos y seguimos corriendo tras el reloj después de “maldecir” la piedra.
Vamos demasiado rápidos y los pequeños pasos de conciencia necesitan de tu tiempo y atención.
Corregir actitudes ante la vida es integrar, entender y digerir sensaciones tras vivenciarlas.
Si al intestino no le damos tiempo ni recursos para crear el bolo alimenticio probablemente tendrás diarrea.
Siempre podemos con la vida que se nos pone delante, tan solo hay que prestarle un poco de nuestra atención a lo que sucede para saber qué actitud debemos tomar y qué nos está mostrando.
Estar siempre a la defensiva no es bueno, a la ofensiva tampoco.
No me servirá tomar vitaminas, omegas, no excederme con los hidratos o saber lo que es una proteína completa si después como persona no me trato y trato a otros como toca.
Nuestro cuerpo también recibe los excesos del sistema nervioso y no hay nada más estresante que vivir con miedo o con rabia.
La obesidad es un estado de inflamación y cuando hay una inflamación es porque hay un dolor, una herida, o algo de lo que defenderse.
A mi hija le dolió la grapa, pero os aseguro que al cabo de unos minutos estaba jugando, riendo y viviendo.
No podemos pasarnos la vida mirando nuestro dedo o llorando porque una vez se nos clavó o nos clavaron una grapa.
Dejemos a un lado a nuestros ex, a nuestros jefes, a los que nos pitan con su coche y a todos aquellos que nos hirieron o hieren, que nos gritan o invaden con una mirada o una voz a un lado mientras vivimos tranquilas. Esos pensamientos son peores que cualquier grasa saturada.
Míralos cuando se te pongan delante, cuando la piedra está a nuestros pies es cuando hay que actuar, después sigue tu camino.
Hay que crecer, explorar, reír, jugar y sobre todo hay que confiar.
Hoy por hoy, cuando pongo una Dieta, ya no pienso en ella como en un menú perfecto. A veces, sé que con eso y unos consejos bastará, otras, tengo claro que también habrá que trabajar otras cosas como las heridas, la actitud, la impronta o el dolor de la persona ante su mundo.
Los miedos también se desaprenden, son pasos de consciencia. Si a un fantasma le quitas la capa, desaparece.
Al nacer nos conectamos a la vida a través de la comida.
La comida la digieren nuestro cuerpo, nuestro organismo, nuestras enzimas digestivas, nuestro intestino, nuestro bioma etcétera. La vida, la digieren nuestro pensamiento, nuestra psique y nuestro corazón.
Ambas están íntimamente conectadas a través de un solo cuerpo, comparten el mismo traje y los mismos recursos.
Cuando te pongas a dieta, sea el tipo de dieta que sea, por peso o por Salud Ten en cuenta lo siguiente:
1. Recuerda no solo aprender a comer bien. Aprende también a vivir bien, tus hormonas te lo agradecerán y tu cuerpo lo notará.
2. Para ello: cuida y observa no solo lo que introduces en tu cuerpo, también cuida y observa aquello que introduces en tu vida, en tu corazón o en tu mente llena de pensamientos.
Puede que no podamos controlar nuestros ciclos, nuestras hormonas o la vida misma pero sí que podemos enfocar, corregir y adecuar cómo sentirla.
¡Busca el equilibrio! Encontrarlo, es tu Salud.
Si no sabes cómo hacerlo o cómo empezar, no dudes en ponerte en contacto conmigo estaré encantada de atenderte. Recuerda que #todoempiezaporcaminar
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